Ser un misionero

Ser un misionero no es simplemente tener una tarea o un rol; es encarnar un llamado profundo del alma, una respuesta directa al plan del Padre Creador. Es haber escuchado esa voz silenciosa que se siente en el corazón y haber dicho: “Sí, aquí estoy, acepto”

Un misionero es un alma que ha recordado su propósito original y se ha dispuesto a servir sin condiciones, con amor, entrega y total confianza. Es aquel que ha dejado atrás sus seguridades personales, sus planes propios, para cumplir la voluntad divina, aún sin saber del todo el camino, pero confiando plenamente en la guía del su intuición y del Creador